En Galicia se cultivan la almeja fina, babosa, rubia y japónica. La mejor, es sin duda la
almeja fina,cuya concha tiene una líneas en forma de radios y otras concéntricas que forman sus cuadritos característicos.Es la que más tiempo aguanta viva, por lo que su cotización es superior. La
almeja babosa es normalmente de color gris pálido con unas bandas de un color más intenso paralelas al borde. La
almeja rubia se reconoce por sus colores rojizos y morados, con líneas concéntricas paralelas al borde.
Por último, la
almeja japónica tiene líneas muy marcadas, incluso más que la almeja fina y su color va del gris al negro.
Existen muchas y muy variadas maneras de preparar las almejas. De hecho, antes de dar con esta receta, yo misma he probado a preparlas de formas distintas. Pero al final llegué a la conclusión, de que preparadas así, quedan muy jugosas, no merman y la salsa está estupenda.
ALMEJAS A LA MARINERA
Ingredientes:
2 kgs. de almejas ( utilicé japónica de Carril (Pontevedra)
2 cebollas medianas
3 dientes de ajo
1 hoja de laurel
1 tomate maduro rallado
1 guindilla
sal gruesa, perejil y pimentón dulce al gusto
1 vaso de vino albariño ( en su defecto, sirve un buen vino blanco)
En primer lugar, tendremos las almejas ( que deberán estar vivas ) en agua con sal gruesa durante un par de horas. De ésta forma, beben y sueltan las arenas que puedan tener en su interior y que nos estropearían el guiso.
Mientras tanto vamos preparando la salsa. En una sartén amplia, ponemos medio vasito de agua y ponemos almejas hasta que quede el fondo cubierto. Ponemos a fuego fuerte y a medida que se vayan abriendo, las pasamos a una cazuela. Con ésto, pretendo eliminar las que no se abran y las que puedan estar llenas de arena. Así hasta terminar con todas las almejas.
El agua que queda en la sartén, la dejamos reposar y la colamos para utilizar más tarde.
En la misma sartén, ponemos medio vaso de aceite de oliva virgen extra, la cebolla picada fina, el ajo, el perejil, el tomate rallado, las hojas de laurel y la guindilla pinchada en un palillo para facilitar su posterior retirada de la cazuela.
Dejamos pochar un poco y añadimos el pimentón, con cuidado de que no se queme. Damos unas vueltas y añadimos el vino blanco, el azafrán y el agua que teníamos reservado de las almejas.
Dejamos que cueza todo junto unos 15 minutos, y aprovechamos para retirar la guindilla. En este momento se pueden hacer dos cosas: 1º poner directamente por encima de las almejas y dar un hervor, y 2º pasar por la batidora la salsa, consiguiendo que tenga una consistencia más cremosa para los que no les guste encontrar trocitos de cebolla.
Yo opté por la segunda versión:
Una vez todo bien batido, salseamos las almejas y calentamos unos instantes. Servimos inmediatamente.
Os aseguro de que el saborcillo es espectacular. Y no digo nada de la salsa.Sin necesidad de añadir harina ni maizena, sale espesita. Tened preparada una buena cantidad de pan !!!
NOTA: Si sobra alguna salsa, cosa que pasa muy pocas veces, se puede congelar y aprovechar luego para añadir a un arroz o a una pasta, dándoles un "toque" muy especial.
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