El valor alimenticio de los peces es indiscutible, ya que desde la mesa más modesta a la más "fashion", un plato de pescado es siempre regalo para el paladar.
No hace falta resaltar que la pesca, desde tiempos remotos, es una de las mayores riquezas de Galicia. Se practicó siempre a lo largo de sus extensas costas. La pesca, en general se puede dividir en dos; la de río y la del mar ( en gallego el mar es siempre masculino).
Si tenéis ocasión, no dejéis escapar el maravilloso espectáculo que supone ver arribar los barcos de pesca a puerto. Hay que levantarse tempranito y podréis comprobar que de madrugada, los muelles pesqueros huelen a brea, a sal, a gaviota, en definitiva, a mar....
El pescado es un manjar exquisito. La única dificultad, con la que nos podemos encontrar está en su selección. Hay que saberlo escoger con la vista, el tacto y el olfato. Sólo así nos informaremos si está fresco y bueno para ser comido.Si tenéis ocasión, no dejéis escapar el maravilloso espectáculo que supone ver arribar los barcos de pesca a puerto. Hay que levantarse tempranito y podréis comprobar que de madrugada, los muelles pesqueros huelen a brea, a sal, a gaviota, en definitiva, a mar....
Con la mirada, debemos poder apreciar su brillo, sus agallas bien rojas; con los dedos podremos tocarlo ( si nos dejan, claro) para comprobar que su carne está dura; con la naríz, asegurarnos de que el pez, capturado en el mar, unicamente debe oler a mar....
He léido que las leyes romanas, obligaban a los pescadores a vender el pescado de pie y hasta que no acabaran la mercancía no se podían sentar. De ésta forma se apresuraban a liquidarlo en pocas horas y no quedaba nada para el día siguiente, asegurándose de que el consumidor adquiría el producto recién salido del agua.
Para ésta receta, lo único que necesitaréis es disponer de un pescado fresquísimo para que sea un éxito.
CARIOCAS FRITAS CON CACHELOS

Ingredientes:( para 2 personas)
8 cariocas
harina para rebozar
aceite
3 patatas
En ésta fotografía podéis apreciar la diferencia de tamaño entre una pescadilla 47 cms.) y una carioca (27 cms.)

Lavamos bien el pescado y le dejamos la cabeza para que se pueda enroscar antes de freír.
Cuando ya esté bien escurrido, salamos el pescado y lo doblamos de manera que se muerda su cola. Un poco de gimnasia, nos viene bien a todos de vez en cuando!!
Lo enharinamos y lo freímos en abundante aceite de oliva por ambos lados con cuidado de que al darle la vuelta no se nos suelte ninguno.
Mientras tanto, ponemos las patatas bien lavadas y cortadas en rodajas de 1,5 cms. a hervir en agua salada con una hoja de laurel. No las pelaremos, pues de ésta manera quedan muy ricas y son un acompañamiento ideal para éste pescado. En Galicia, les llamamos cachelos.
Cuando las patatas estén cocidas, las escurrimos y las ponemos en una fuente acompañadas por las cariocas bien crujientes y calentitas.

Personalmente me gusta comer este plato sin utilizar los cubiertos. Es muy poco "ortodoxo" pero os aseguro que saben mejor.
