Siguiendo con las entradas "personificadas", hoy quiero compartir con vosotros esta receta, que dedico muy especialmente a mi hermano Paul.
En nuestro viaje a la emigración, el componente más pequeño de la familia contaba unicamente con 16 meses de edad. Fué el único que llegó a Estados Unidos sin ser consciente de lo que quedaba atrás. Yo había cumplido los 7 años y mi hermana mayor 12.

Desde su llegada fué el que mejor se adaptó a la situación. Empezó en el kindergarten (guardería) y no echó de menos a nadie ni a nada. En seguida se hizo querido, a pesar de ser muy inquieto, sus profesoras lo adoraban.
Mi madre le llevaba la merienda y cuando los otros niños tomaban los típicos sandwiches de mantequilla de cacahuete con mermelada, él devoraba uno de chorizo, salchichón o jamon y queso. Aunque a veces (la mayoría) me consta que daba el cambiazo con algún amiguito y disfrutaba de aquella mezcla dulce/salada que en casa tomábamos con poca frecuencia.
Pasados los años y de vuelta en Galicia, no era habitual encontrar en las estanterías de los supermercados los productos que hoy día podemos ver. Así, la mantequilla de cacahuete pasó a ser parte de nuestros recuerdos.
Cuando volvió a aparecer en nuestras vidas, no os podéis imaginar la alegría que nos llevamos, desde entonces, hay un bote de "peanut butter" en nuestra despensa.


Así que para sorprenderlo con un sabor característico y que nos trae muchísimos recuerdos de nuestra infancia, le hice estas galletas. Estoy segura de que con el primer bocado, va a viajar directamente a aquel parque en el que tantas y tantas tardes bateó, corrió e hizo home run....

Ingredientes: 30 galletas
225 grs. de mantequilla blanda
140 grs. de azúcar
150 grs. de mantequilla de cacahuete (crunchy)
280 grs. de harina de trigo
1 huevo
2 cucharaditas de extracto de vainilla
Ponemos la mantequilla en cubos, el azúcar, el huevo y la mantequilla de cacahuete en un bol. Mezclamos con las varillas y agregamos el extracto de vainilla.

Poco a poco vamos añadiendo la harina hasta formar una masa compacta y que no se pegue a las manos.

Formamos bolitas del tamaño de una nuez y colocamos sobre una placa de horno.

Con un tenedor aplastamos las bolitas haciendo un enrejado.
Horneamos a 190º durante unos 12-15 minutos.

Dejamos enfriar sobre una rejilla y podemos gardarlas, unas vez frías, en una cajita hermética durante varios días.

Nota: que quede constancia de que aunque lleva la equipación de los N.Y. Mets, posteriormente se hizo fan de los N.Y. Yankees....
Texto y fotografías © lacocinadelechuza.com