No creo que fuese felíz viviendo en un lugar sin costa. Ya no sólo por la luz y el aroma del mar, sino por la facilidad para hacerme con todo tipo de pescado.
Actualmente, es muy fácil encontrar pescado también en las zonas del interior, se dice que incluso más fresco que en el propio lugar de origen (cosa que habría que discutir en profundidad) pero con todo y eso, me quedo con la brisa marina, el olor del salitre y de las algas, cuando empujadas por el oleaje se secan en la orilla.
DORADAS EN HOJALDRE
2 doradas de ración
2 planchas redondas de hojaldre
3 o 4 pimientos asados a la leña Conservas Rosara
4 lonchas de bacon ahumado
1 huevo batido
sal gruesa
Las doradas las traje a casa ya sin tripa y sin cabeza pero con la espina central. Así que con un cuchillo bien afilado, las abrí por la mitad para eliminar tanto la espina central como las dorsales.
Si no tenéis experiencia, intentadlo de todos modos. Si se rompe, la recomponéis y aquí no ha pasado nada. Como dice el refrán "a base de paño, aprende el sastre".
Otra opción es decirle a vuestro pescadero que lo haga, esta es siempre la más sencilla, pero no tiene mérito ninguno :) .
Hecho esto, salamos el pescado por dentro y por fuera con sal gruesa al gusto.
Mientras, abrimos los rollos de hojaldre. Con el cartón que los envuelve, recortamos un pez de la mejor manera que podamos. Colocamos encima de la masa y perfilamos con un cuchillo. Tened en cuenta el tamaño de la dorada antes de hacer el corte. Tenemos que hacer 4 formas, dos para la base y dos para la tapadera.
Se me ocurrió a última hora meter unos pimientos asados entre un filete y otro. Así la jugosidad interior estaría garantizada. Utilicé unos pimientos asados a la leña que me enviaron de Conservas Rosara, totalmente artesanales.
Por otro lado, me pareció una buena idea colocar el pescado sobre un par de lonchas de bacon para evitar que la masa se reblandeciese cuando el pescado empezase a soltar jugos.
Una vez ya sobre el bacon y "reconstruidas" las doradas, las cubrí con la otra parte del hojaldre. Con los recortes, hice unas aletas y unos ojillos, que servirian de adorno para dar más realismo a mis peixiños.
Con un cuchillo hice un simulacro de escamas.
El último paso fue meterlos en horno precalentado a 180ºC con calor arriba y abajo situados sobre papel de horno con el fin de evitar que se pegasen a la bandeja.
Estuvieron unos 35 minutos, pero ya sabéis que cada horno tiene sus tiempos.
El pescado quedó suave, jugoso y cocido en su punto exacto. El hojaldre crujiente y seco por abajo. Vamos que hoy fueron doradas pero otro día serán....¿?
Texto y fotografías: Pilar Martínez
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